IZERTIA itsas antzertiola /El teatro y el mar

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Joana y los argonautas

HERMANAS / AHIZPAK

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Maite Agirre

MOLLY BLOOM lur eta haragia TIERRA Y CARNE

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"...es la fecundidad, la generación eterna, màs fuertes que todas las desesperaciones" Alejandra Crespín

DOLTZA

Mystikal

Mystikal
Mystikal se presentó el 30 de octubre de 2010 dentro de la XVII Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián, en el Teatro Victoria Eugenia, en un preestreno al que asistieron infinidad de personalidades el mundo del espectáculo, la cultura y la política.

PUTZUAK LEHORTZEN

Celestina nos cuenta la historia de amor de Calixto y Melibea, en una sabrosa y fresca propuesta es

Celestina nos cuenta la historia de amor de Calixto y Melibea, en una sabrosa y fresca propuesta es
¡puta vieja alcahueta celestina! es más que un espectáculo, es un proyecto que se desarrolla a través de experiencias de mestizaje e intercambio teatral en diferentes realidades culturales o teatrales. Ha viajado por Mozambique, Cuba, Colombia, Perú, Méjico, ha vuelto a Lima y nuevamente en Colombia y Argentina.

3.2. BILBAO. Lauaxeta, tiros y besos



En su segunda propuesta teatral Maite Agirre prescinde de textos ajenos y crea una historia original y propia. Vuelve a ser, no obstante, la plasmación de un ejercicio de memoria, individual e histórica, ambientada ahora en el Bilbao sitiado de la Guerra civil de 1936, mediante la cual los personajes principales, Mertxe y Leire, hermanas, recuperan su pasado próximo en un intento de revivirlo, entenderlo y aceptarlo o asumirlo.
No creo que esta actividad de la memoria sea tanto –como quieren Leonard y Gabriele, 2008– un ejercicio de postmodernidad, cuanto algo más intemporal y cercano, más vital: entender un tiempo y unas vidas en los que confluyeron los besos y los tiros: la vitalidad, la amistad, el amor, los sueños de unos jóvenes interferidos por la violencia de la guerra civil española, por las ideas distintas ante el conflicto, por la muerte.
Técnicamente, Agirre vuelve a propuestas alejadas del realismo escénico. La más llamativa –y básica porque sirve para estructurar la obra– es la de hacer coexistir en el escenario los dos tiempos, siendo el pasado contemplado desde el presente (como ocurre en nuestra memoria), y siendo el paso de uno a otro plano constante. Mertxe y Leire adultas[7] vuelven al bar de Ángel para revivir diversos días de su vida de juventud, en los que los preparativos de la fiesta o el mero diálogo entre ellos trataban de hacer olvidar los disparos cercanos, la violencia y la muerte (rasgo propio del grotesco), mientras dos amigos, el propio Ángel y Luis rivalizan por el amor de Leire, y se reprochan el uno al otro su belicismo, su patriotismo, su conservadurismo nacionalista (Luis a Ángel) o su pacifismo, su sindicalismo utópico (Ángel a Luis). Leire –invocando el amor libre– se declarará enamorada de los dos, incapaz de elegir entre ambos, a pesar de estar embarazada de Ángel: la vehemencia muy masculina de éste se equilibra en este conflicto con la ternura de Luis. En el debate sobre la libertad y los riesgos del amor y de las responsabilidades contraídas es donde aparecen Lauaxeta y la Asociación Libre de Ensayos Artísticos y el montaje que hicieron en Bilbao de Bodas de sangre. El asesinato de Lorca vuelve a ser mencionado en esta obra y , también –como ocurría en María– la muerte se va adueñando de la escena: Leire muere con su niño al dar a luz, los fascistas penetran en Bilbao y Ángel y Luis mueren en la defensa de la ciudad.
La música vuelve a impregnar la trama y a cargarse de significado. Se trata ahora de una música festiva, con distintas modulaciones. Atenuada, «tocada en tono menor» y con acordeón, para provocar un aire nostálgico en el comienzo; es «toda una fiesta», cuando los jóvenes derrochan vitalidad; suena «como un comentario irónico de la situación», mezclada con las bombas que caen sobre Bilbao, en otro, y al final invade el escenario y se adueña de él, tapando el estruendo de la pelea lúdica entre los dos amigos, que mantienen su cariño, su rivalidad y sus diferencias más allá de la muerte, después de haberse preguntado –en una atractiva concesión al grotesco– por su condición de vivos o muertos. Pero en Bilbao no triunfa la vida, como en María. Como dice Mertxe, «la vida es esta marea que avanza tragándose nuestras pequeñas conquistas e ilusiones», algo, por tanto y como se ha podido ver, muy parecido a la muerte, a la que se aliará el olvido, en forma de excavadora que arrasa el bar dejando el escenario totalmente vacío para el final.

[7] Luego sabremos que sólo Mertxe sobrevivió a aquellos días.