IZERTIA itsas antzertiola /El teatro y el mar

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Joana y los argonautas

HERMANAS / AHIZPAK

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Maite Agirre

MOLLY BLOOM lur eta haragia TIERRA Y CARNE

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"...es la fecundidad, la generación eterna, màs fuertes que todas las desesperaciones" Alejandra Crespín

DOLTZA

Mystikal

Mystikal
Mystikal se presentó el 30 de octubre de 2010 dentro de la XVII Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián, en el Teatro Victoria Eugenia, en un preestreno al que asistieron infinidad de personalidades el mundo del espectáculo, la cultura y la política.

PUTZUAK LEHORTZEN

Celestina nos cuenta la historia de amor de Calixto y Melibea, en una sabrosa y fresca propuesta es

Celestina nos cuenta la historia de amor de Calixto y Melibea, en una sabrosa y fresca propuesta es
¡puta vieja alcahueta celestina! es más que un espectáculo, es un proyecto que se desarrolla a través de experiencias de mestizaje e intercambio teatral en diferentes realidades culturales o teatrales. Ha viajado por Mozambique, Cuba, Colombia, Perú, Méjico, ha vuelto a Lima y nuevamente en Colombia y Argentina.

3.3.¡PUTA VIEJA ALCAHUETA CELESTINA!


Volviendo de entre los muertos, como un nuevo Dante[8], guiada esta vez no por Virgilio, sino por el vitalista Juan Ruiz, Arcipreste de Hita, presenta Agirre a la protagonista de esta su tercera obra, que revisita el mito de la alcahueta inmortalizado por Fernando de Rojas, con añadidos del Libro de Buen amor y de la Segunda Celestina de Feliciano de Silva, de quienes toma argumento, parte de la historia y algún fragmento textual que da al habla de Celestina sabor de época y el espesor de la visión del mundo que encierran sus máximas y refranes. Antecedente de la vieja Celestina es el tipo del parásito de la comedia nueva de Menandro encarnado en el personaje de Quéreas, el alcahuete o tercero, que se define a sí mismo y su modus operandi en El misántropo, como bien nota Sardón Navarro (1996: 206). Se trata de un personaje propio de la Fiesta (más tarde del Carnaval), por cuanto trata de satisfacer sus necesidades (más) primarias y ayuda o incita a los demás a hacer lo propio, coadyuvando a desintegrar el orden establecido.
La vida no es aquí un estallido de fuerza regeneradora, ni esa marea que se llevaba los pequeños afanes de los jóvenes bilbaínos; como expone Celestina y refrenda Pármeno, es lucha, es batalla primitiva en pos de las pasiones más potentes y primitivas: el placer, el sexo, el dinero y el poder de dominar las voluntades ajenas: todos ellos repartidos en diferentes personajes y reunidos en la protagonista.
Abrocha, de nuevo, Agirre el patio de butacas con el escenario y al público con los actores profesionales que encarnan papeles de la ficción, buscando lo que en una acotación se nombra como «confabulación». La obra comienza con los músicos tocando y accediendo al escenario desde el patio y Pármeno inicia su intervención sentado entre el público; algunos espectadores están sentados en el escenario y son tomados como interlocutores por los actores. Luces cenitales aíslan y dan intimidad a Celestina en determinados momentos de su evocación, mientras que en otros baja al patio de butacas como una vendedora de perfumes y ungüentos a parlotear con la gente. La ayudanta reparte vino entre el público cuando Celestina baja a vender sus ungüentos y en un momento dado algún espectador es invitado a participar de un baile y algún otro tomado como interlocutor por Celestina.
La obra se dispone como un relato que hace Celestina al público de su propia historia, con la presunta finalidad de aleccionarlo en los peligros del desordenado amor («yo deseo hablaros de los famosos amantes, Calixto y Melibea, por cuyos amores fui muy importunada, y os lo deseo contar para aviso de los locos enamorados vencidos en su desordenado y loco amor»), aunque de inmediato anime también al «buen amor y placer de amiga», repitiendo las palabras de la Trotaconventos del de Hita. El relato de Celestina es dramatizado en ocasiones con la intervención de algunos otros integrantes del equipo, músicos que comentan o subrayan algún parlamento o idea, la Ayudanta, que imita y representa a Melibea, en un ejercicio que refuerza la intertextualidad entre el texto de Agirre y el de Rojas y la distancia entre el ahora en que se revive la historia y el tiempo pasado en el que se supone sucedida.
Se revive así la ira inicial de Melibea al serle llevada noticia del deseo de Calixto y su amansamiento por parte de Celestina, maestra en el conocimiento del alma humana y sus debilidades, lo mismo que en el arte de embaucar con la palabra y gozadora de su poder sobre las voluntades ajenas (a lo que Agirre suma el temor a perder su fama de alcahueta). Relato que se interrumpe con un pequeño episodio en el que la vieja conocedora de remedios (hasta para restaurar virgos) invoca al Diablo como valedor de sus empeños y otro (que recoge muy bien algo del vitalismo del texto de Rojas) en el que se invita a gozar de la juventud y los placeres y, en particular, del vino (del que Celestina se declaraba y declara gran aficionada), y otro de Celestina de cómo ganó la voluntad de Pármeno, criado de Calixto, evoca la figura de la madre del muchacho, prostituta y medio bruja también, que da paso a otra invitación al placer y al baile. Cuando Celestina retoma el hilo principal de su relato –urgida por Pármeno– es para presentar a Melibea ardiendo de deseo y preguntando por la causa de su desasosiego y sinvivir (y a Pármeno manoseándola mientras tanto), causa que –como es bien sabido– Celestina diagnostica como amor, con el célebre parlamento en que lo define con sus paradojas («un fuego escondido, una agradable llaga, un sabroso veneno, una dulce amargura...») y para el que propone el remedio conveniente: Calixto (a quien representará un músico), con una nueva invitación al disfrute hecha a los amantes, ahora traída por la invocación del tópico del carpe diem. El motivo siguiente es ya el de la violencia y la muerte. Pármeno acosa a los amantes presentando su relación como venal hasta que los hace huir, y acosa a Celestina para que hable del pago que recibió de Calixto por su tercería y ella cuenta cómo fue asesinada por el propio Pármeno y Sempronio por no querer repartir las ganancias con ellos, interiorizando la situación original y dramatizando con violencia aquel momento. El relato refiere la muerte de los criados homicidas y la muerte de los amantes, primero la de Calixto al caer de la tapia del huerto donde se encontraba con Melibea, y la de ésta al arrojarse de la torre de su casa. Celestina, en una concesión vitalista, refiere haberlos visto reunidos en el Más Allá junto con otros amantes célebres. Finalizado el relato, Pármeno y un músico ofrecen al público los conocimientos de ultratumba de Celestina quien despide a los asistentes en un ambiente de fiesta popular.
La música vuelven a ser integrante básico de la representación: músicos en escena y piezas musicales que se distribuyen a lo largo de la obra van pautando el relato y la acción, sugiriendo o subrayando estados de ánimo o contribuyendo a crear situaciones. Hay, además, tres momentos de danza que refuerzan la sensación de fiesta: uno, en el que Celestina baila acompañada de una pandereta mientras baja al patio de butacas con su cesta de hierbas y perfumes; otro, en el que es la Ayudanta-Melibea la que danza de forma muy sensual junto al público, mientras anima a la alegría: «Dancemos toda la noche, que esto calienta la sangre; te sostiene; te hace ir alegre, te refresca. Te quita la tristeza del corazón más que el oro ni el coral; da fuerza; color al descolorido, coraje al cobarde, al flojo diligencia»; el tercero se da en un momento de desfogue vitalista, tras una escena de esgrima de Celestina y la Ayudanta e implica al público, a quien se saca a bailar. La obra termina en un ambiente de fiesta popular con los actores y el público mezclados, mientras suena «Música Kalejira acompañada de cencerros, campanas, castañuelas, panderos...».

[8] Cuya Divina Comedia ya había sido traída a colación por la autora en María, en boca del Poeta, haciendo referencia al círculo infernal de la lluvia y el frío.