¿Hay algo más importante en un espectáculo que eso que no se ve, eso de lo que casi no se dice, pero que planea a lo largo de la representación? Instante largo, real, sagrado, diabólico...
thanatos, energía aniquiladora frente al eros, la energía más subversiva... el espíritu que siempre niega frente a la carne que siempre afirma
Un hombre y una mujer frente a frente mirándose, el espíritu que siempre niega frente a la carne que siempre afirma, unos espectadores sintiendo lo que no se ve, lo que no se cuenta, sintiendo EL DESEO, como un demonio que recorre cada butaca, cada asiento, como un aroma que se extiende y penetra por los sentidos que, en la oscuridad, bajo los focos, no puede reprimirse.
¿Hay algo más importante en un espectáculo que eso que no se ve, eso de lo que casi no se dice, pero que planea a lo largo de la representación? Instante largo, real, sagrado, diabólico...
¿Hay algo más importante en un espectáculo que eso que no se ve, eso de lo que casi no se dice, pero que planea a lo largo de la representación? Instante largo, real, sagrado, diabólico...
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Ramón- Las mujeres sólo habláis de amor
ResponderEliminarRamona - ¿De qué habláis los hombres? Sólo se puede hablar de la vida o de la muerte. Contra vuestro thanatos aniquilador nada hay más subversivo que la energía del eros. Es la vida contra la muerte.
Ramona prepara una noche de aniversario. En esta cena se va a condimentar un menú, agridulce, áspero y burbujeante como el champán, intenso y explosivo. Ramón, ofrecerá a gustar el sabor del desafío, el juego, proponiendo sus propias convicciones, sus triunfos sociales, intentando oponerse a la mirada que de todo ello tiene Ramona; agotando incansable todas las estrategias para cambiar el curso de los acontecimientos, defendiendo su vida jalonada de conquistas y ascensos. Entre plato y plato, copa y copa asistimos a este enfrentamiento brutal entre dos maneras de concebir la propia vida: La de ella, Ramona, y la de él, Ramón, en una batalla sin cuartel que durará toda la noche. ¿Quiénes son Ramón y Ramona, estos dos antihéroes contemporáneos, anónimos y grises? ¿Dónde nos colocamos cada uno de nosotros? ¿Cómo se llama la pasión que llevamos dentro? ¿Se llama Ramón, o tal vez, Ramona, más allá del género que nos distinga a cada uno? Se hace necesario rastrear las huellas de nuestros protagonistas hacia el recuerdo de juventud, hasta el alba de esta larga noche.
Y es el teatro, con su verdad camuflada, su farsa llena de disimulos y juegos como la vida, que obligará a Ramón y a Ramona a desnudarse y ver así su rostro mirando directamente la vida de cada uno, sus deseos, sus sueños por realizar. Y con ello lograr ¿salvarse?, o perderse o seguir intentándolo.
EL TEXTO: Es una obra en la que el verbo se hace carne y la carne se estremece de deseo anulado, de sudor, de miedo. Es una propuesta pensada para cuatro actores que arañan, muerden, besan con sus palabras. Palabras que son ritmo, música, canción, sonido, vértigo, carne, sensualidad, silencio, suspense. Obra en la que la palabra es arma mortal, duelo sin fin entre dos personas que atacan o se defienden con palabras de olores y sabores de vida. Palabras que son ollas cociendo lentamente al fuego sexual de la confrontación lenta pero continua entre un hombre y una mujer que se aman, que se enfrentan precisamente desde el amor y no desde el desamor, y será la pasión y el amor lo que moverá los cimientos de una manera de ver la vida, creando sensaciones para el espectador que se mastican lentamente, o se tragan a bocados. Una cena-obra que es una despedida: Ramona dice adiós a nuestra época llena de fantasmas, irreal, vacía, absurda, violenta:
Ramona - ¡Hay que empezar otra vez desde el principio!